2010/10/14

Cuerpo Capturado




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CUERPO CAPTURADO
Noche de performance

Con las acciones de:
Luis Felipe Hernández
Marianna Sánchez
Roberto Navarro
Ruth Vigueras Bravo
Ulises Velázquez -VECU-

Artistas invitados:
Edgard Gómez-Farías
Elena Alejandra Robles
Jesús Guízar
Karla Cervantes
Mayela Cardona
Verónica Uribe

Viernes 15 de octubre 2010
20:00 hrs
-entrada libre-
No se permite tomar fotografías

Cabaret BOMBAY
Ecuador N°2 esquina Eje Central
colonia Centro
–a media cuadra del metro Garibaldi-
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2010/09/12

2010/07/27

Tertulias ZD



Los contenedores de restos y recuerdos

Para mí, los cementerios son un lugar especial que me proporcionan tranquilidad, sobre todo, cuando cae la tarde; son de esos lugares  donde me gusta escuchar el silencio –aún si están dentro de la ciudad-

Todavía recuerdo el olor de la caja de Salvador... y su propio aroma; después de tres días, el suyo, era un cajón de pino, forrado de tela en pliegues, todo el conjunto de color blanco. Afuera de su casa aún podían verse la que fue su última trayectoria, que dejó junto a las de las ruedas de aquel carro, en el camino de terracería.

Recuerdo las flores en cubetas, y aquella habitación de lámina metálica y cemento peinado. Que era dormitorio, sala, comedor y cocina, todo al mismo tiempo, en la que por un eterno momento nos quedamos solos, donde incrédulo  observaba su impávido rostro, tan sólo esperando a verlo despertar de su profundo sueño. Salí, y allá donde estaba el campo cercano -donde siempre jugábamos- corté un girasol silvestre que sería mi representación de compañía en su descanso, lo dejé a un costado suyo.

Ambos teníamos nueve años.

Justo después, vinieron por mí, no me dejaron estar más tiempo; sólo vi como salió en hombros. Él en camino a lo eterno y yo llevado de vuelta a mi casa.

Como siempre fui necio, en cuanto la voluntad regreso a mi cuerpo, salí todas las veces que fue necesario en excursión a aquel panteón que era tan cercano a nosotros, y aquel se volvió mi refugio por años, muchos días y tardes, caminaba peinando la zona de infantes tratando de localizar la cruz de metal pintada de blanco que debía decir “Salvador García, 1973 – 1982”. Nunca jamás la encontré.

Sin embargo, este espacio -y luego otros- se volvieron un resguardo, donde puedo dejar correr mis pensamientos, donde deseo dialogar conmigo mismo de una forma más serena lo que puede serme importante. Donde he pasado en ocasiones horas y horas leyendo lápidas, epitafios, inscripciones… imaginando quienes fueron todos aquellos que alguna vez inspiraron tantos sentimientos.

A veces me quedo sentado por horas y llega a mí de nuevo un aroma a pino, cera y nardos, que luego pasa al de flores silvestres y me siento acompañado; como tantas otras veces que por horas platicábamos después de haber paseado en bicicleta, intercambiando lo que puede haber en la mente a los nueve años. Es entonces cuando sonrío.

Ulises Velázquez

Tertulia -porque hago lo que hago- convocada para ZD por Sara Ibañez


2010/02/18

El globo del color del arcoíris

El globo del color del arcoíris

Caminaba por la playa recogiendo caracolas y ramitas desnudas, cuando encontré a varios chiquillos; entre ellos a un dulce niño. Estaba afanosamente ordenando papel de china multicolor, de los mismos colores del arcoíris, cada uno con su matiz particular -hasta Gris tenía-. Este papel había sido reunido de una fiesta sin igual, todos habían traído un trozo de papel del color de sus ideas o sus sentimientos. Intenté adivinar de quien era el de color Rojo.

De primera instancia la idea del niño era hacer una gran pelota para jugar en la playa -por el material- sugerí hacer mejor un globo para que por todos fuera visto. Lo muy complicado, era hacer en el corazón de este, un fogón, para que ardiera con la misma intensidad de un amor fraterno y  este le permitiera elevarse.

El trabajo estaba ya iniciado, fue cuando se acabó el engrudo hecho de harina de arroz diluido en ilusiones, sin embargo, embelesado en la belleza de aquel dulce sueño encontré que debajo de mis costras -y de una herida aún sin cicatrizar- podría haber la solución, con tan sólo remover un poco brotaría de nuevo sangre, por sus propiedades en proteínas y coagulantes esta funcionó exactamente como catalizador y pegamento.

La idea era hacer que nuestro globo llegará hasta la china o al menos eso fue lo que decidió y me contó aquel rubicundo nene, para que llegase al mismo lugar de donde vienen los cuentos chinos.

La emoción fue tanta que al juego se unieron otros niños, entre ellos el más silente -de repente- cobró toda la energía que no hubiese revelado antes -quizás sólo había comido azúcar y alucinaba- y quiso tomar en sus breves manos -e ideas cortas- el inacabado meteoro, creyó que con tan sólo escupitajos en la base estos serían suficientes para aislarlo del infiernillo motor.

Todos recogimos escogidas briznas de individualidades para que fungieran como combustible, aún de la advertencia de las fallas de origen, los niños excitados por el vuelo encendieron el frágil hornillo.

Todo el esfuerzo conjunto apenas asido a un frágil hilo.

Caía la tarde, empezaban los vientos y el espectáculo circundante era sorprendente… el pequeño globo comenzó a tomar altura y fue soltado por las breves manos.

En mi mente se agolparon de uno en uno hasta más de mil recuerdos y sensaciones, fueron tantos que solo hubo ruido blanco en mi cabeza. Mientras tanto con la salada arena intentaba resecar la reabierta llaga.

De repente... todavía sin llegar tan alto, el aeróstato comenzó a ser engullido por el contenido del hornillo.

El lapso de tiempo fue tan breve que no se comparaba con el tiempo en el que se construyó. El níveo papel en un instante se transformó en polvillos negros, así por igual: colores -también el gris-, proteínas y saliva… que cayeron sobre el indómito océano del olvido…

Mi húmeda mirada volvió a la arena, y en eso, la última ola dejó una pequeña caracola roja atigrada, fue cuando reparé que mis pies están encallecidos de tanto caminar, tomé el caracol lo acerque a mi oído y regresé sobre mis pasos, la marea estaba subiendo devorando mis huellas sobre la arena.

Texto de Ulises Velázquez

2010/01/10

10enero10

Estando en desvelo, justo hace un momento acaba de sonar el móvil; llegó un mensaje:

 ya nació
Enviado
10-En-2010
02:22:12

En dos palabras se resume el inicio de otra historia, que seguramente seguirá alimentando mi insomnio, imagino un campo verde.

:)

2010/01/01

01enero10



Hoy es inicio de año, en la transición nos tocó una luna llena "Azul", realmente no me había percatado de ello hasta que volteé hacia arriba, una luna realmente brillante. Por más que lo pienso no recuerdo en ningún tiempo pasado algo así, celebrando el fin de año y la bienvenida del siguiente con tal luz plateada. Sólo se sentía lo fresco de la noche.

Como siempre los pensamientos tienen alas y aún en medio de todos mis afectos más cercanos menos uno, todo alrededor funcionaba en desfase, todas las historias que me circundan están en su propia transición de metamorfosis.

Ya mucho más tarde justo afuera de casa se escuchó un gran estallido, que calló por un momento -y al unísono- el canto de todos los grillos que antes se escuchaban; estallido todavía más fuerte que las pequeñas detonaciones de cuetes y palomas que horas antes estaban quemando los vecinos.

Salimos a la calle a ver qué había sucedido y, justo en ese momento cuando los grillos reiniciaron su concierto, lo que encontramos fue que el teléfono público, que está casi enfrente a las puerta de nuestro hogar, le fue puesto un explosivo que lo inutilizó y lo destruyó en parte; a lo lejos sólo se escuchaba una loca carrera en medio de la oscuridad -pues muchas de las lámparas han corrido la misma suerte a pedradas-.



Como siempre: jóvenes delincuentes, como a los que a fuerza de la costumbre he terminado a habituarme en sus acciones con lo que me circunda. Manos y mentes opacadas, hijos de hogares destruidos, organismos embriagados en adrenalina en la loca fantasía de pretender hacer “daño” por no poder reparar en sí mismos su propia miseria. O al fin… sólo lunáticos bajo la luz de la luna llena.

Finalmente me devolví a mis introspecciones. En mi familia siempre ha habido la superstición de que lo último que estuviste haciendo o pensando en los últimos momentos del año es lo que ha de marcar el siguiente, afortunadamente yo sólo observaba la luna llena pensando en aquel que es iluminado con luz propia… y como aquel astro me encendía con su luz, mientras veía mis manos llenas de cenizas por la carne que asaba en ese momento.

Luz, fuego y cenizas en 2010.